Se denomina puente atirantado a aquel cuyo tablero está suspendido de uno o varios pilones centrales que distribuyen la tensión por medio de barras y anclajes de sujeción.

Los puentes atirantados ocupan un punto medio entre los puentes de acero de contrapeso y los colgantes. Un puente colgante requiere más cables (y más acero), y uno de contrapeso, más acero para su construcción, aunque desde el punto de vista estructural serían puentes que trabajan en modo contrapeso.


Este tipo de puentes se usa en vanos medianos y grandes con luces que van de los 300 metros al kilómetro, como en estrechos y bahías, aunque para vanos mayores de un kilómetro, en la actualidad se usan puentes colgantes solamente.

Si el diseñador lo considera y las condiciones del fondo lo permiten, se pueden construir puentes atirantados de vanos sucesivos que salvan luces mayores del kilómetro, como es el caso del Puente Rio-Antirio o el Viaducto de Millau. Este tipo de puentes también se emplea para pequeñas pasarelas peatonales.